El Cid recorría las tierras de nuestros antepasados, nos encontramos en plena reconquista y las dos culturas pugnan por su supremacía.
Nos encarnamos en la «compaña del lobo negro», un grupo mercenario de infantería pesada, apoyada por infante ligeros y arqueros.
Describiré el atavio de uno de estos infantes:
Su ropa interior, esta constituida de calzas, calzones y camisón de lino o algodón, sobre esta ropa podremos ver el gambeson o perpunte (túnica acolchada, que protegía del roce la cota de mallas y amortiguaba los golpes).
El armamento defensivo consta de cota o loriga de malla, fabricada en acero, grebas y brazales de cuero o metal.
Sobre la cota en ocasiones, se colocaba una veste o sobrevesta, para amortiguar el calor del sol en el metal e identificar a los bandos por el color.
La cabeza, esta protegida por una crespina de tela o acolchada, un almofar de mallas y un casco cónico con nasal o mascara facial.
Nuestra unidad lucha en formación cerrada de lanceros, usando espadas, hachas y mazas si la ocasión lo requiere.